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La biomasa y el ahorro de emisiones de CO2

La biomasa y el ahorro de emisiones de CO2

Quemar biomasa, al igual que otros combustibles, emite gases de efecto invernadero (GEI), como el CO2. Sin embargo la biomasa posee la ventaja de considerarse neutra en carbono, al cerrar el ciclo del carbono que comenzaron las plantas al absorberlo durante su crecimiento mediante la fotosíntesis.

ciclo del agua en la biomasa

La biomasa presenta numerosos beneficios socioeconómicos, como el desarrollo de nuevas actividades en áreas rurales, eliminando los problemas de abandono de la España vaciada y generando sinergias entre las actividades energéticas y las industrias locales mediante una economía circular. Además, otra ventaja importante del desarrollo de la biomasa es la contribución a una menor dependencia externa en el suministro de combustibles.

Estos beneficios que promueve toda la cadena de suministros de la biomasa son apoyados por la legislación y las iniciativas europeas, como la RED II o el Pacto Verde Europeo.

La garantía de sostenibilidad de este combustible está recogida en las normas que establece la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) y también en el Reglamento relativo a la gobernanza de la Unión de la Energía y en la Directiva de Energías Renovables (REDII).

De acuerdo con el Régimen del Comercio de Derechos de Emisión (RCDE) de la UE, la combustión de la biomasa es un proceso considerado neutro en carbono. Gracias a esto, las instalaciones que empleen biomasa como combustible estarán excluidas de pagar por las toneladas de CO2 correspondientes a la biomasa en el RCDE, con el consiguiente ahorro económico asociado.

Sin embargo, la neutralidad en carbono de este combustible estará estrechamente relacionada a la continuidad de la superficie forestal y la capacidad de los bosques para volver a absorber el CO2 generado. Por todo ello, los certificados de gestión sostenible de los bosques como el PEFC o SFC aseguran un aprovechamiento sostenible de las cosechas y su regeneración. Otros certificados, como el SBP o SURE, son necesarios de cara al uso del suelo y sus modificaciones.

Además, el artículo 29 de la RED II resalta la importancia de las normas en los países o regiones en los que se recolecte biomasa forestal, que deberán contar con supervisión de la gestión forestal por parte de las administraciones pertinentes y las garantías que aseguran la continuidad y capacidad de producción de bosque a largo plazo.