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Tipos de combustibles de biomasa para producir energía renovable en España: desde la astilla forestal al residuo municipal

Tipos de combustibles de biomasa para producir energía renovable en España: desde la astilla forestal al residuo municipal

La biomasa en España es una solución muy potente para la generación térmica de energía renovable a partir de distintos desechos, que permite hacer frente a la descarbonización en la industria, al ser neutra en emisiones de CO2. Gracias a la gran capacidad para obtener residuo forestal, agrícola o ganadero en España y a la estabilidad de los precios frente al de los combustibles fósiles como el Gas Natural.

Esta tecnología se encuentra en una fase más madura que otras opciones del mercado. Cuenta tanto con posibles proveedores para la extracción, transformación y transporte a la planta de biomasa.

Además, esta solución contribuye a la economía circular, ofreciendo a las industrias la posibilidad de aprovechar el residuo generado durante la producción, para su valorización energética.

La biomasa es un recurso muy local, que favorece las políticas de repoblación en determinadas zonas rurales, ya que esta solución genera puestos de trabajo locales. También la cercanía entre el combustible de biomasa y la instalación ayuda a evitar que aumenten los costes de transporte y las emisiones de CO2 producidas en este trayecto.

Dentro de esta solución, existen ciertos condicionantes que se deben tener en cuenta como la fijación de precios en el mercado de la biomasa o la necesidad de contar con espacios disponibles tanto para establecer la caldera como para el almacenamiento de la biomasa.

Existen distintos tipos de biomasa que son utilizados para elaborar diferentes combustibles de biomasa, que determinarán el tipo de caldera a diseñar e instalar. Entre las opciones más conocidas están el pellet o la astilla forestal, sin embargo, se pueden encontrar otras opciones para la producción de biomasa en España.

Los diferentes tipos de biomasa se pueden clasificar en función del material de origen o del combustible generado con la transformación del material inicial.

1. ¿Qué tipos de biomasa existen en función del origen del material para producir energía renovable?

Dependiendo del origen de la materia prima, podemos identificar las siguientes categorías:

  • Biomasa natural: es aquella que se forma en la naturaleza sin que tenga que intervenir el ser humano para ello como hojas o ramas secas.
  • Biomasa residual: son residuos orgánicos generados a partir de la actividad del ser humano. Estos desechos contribuyen a la economía circular, generando una nueva cadena de valor que permite producir combustible de biomasa. Entre estos residuos producidos encontramos principalmente: 
    • Biomasa agrícola como puede ser el hueso de aceituna, que se encuentra muy presente en la zona sur de España. 
    • Biomasa ganadera como purines de animales.
    • Biomasa por actividad del hombre como la fracción orgánica de residuos sólidos urbanos (RSU).
    • Biomasa forestal como la astilla forestal, que se obtiene a través de la trituración de los desechos forestales.
    • Biomasa industrial como el serrín, que es el residuo generado en la industria de transformación de la madera.
  • Biomasa generada: son cultivos de especies herbáceas o leñosas creados específicamente para el aprovechamiento energético.

2. ¿Cuáles son los tipos de combustibles más utilizados para la generación térmica de biomasa?

La biomasa ya preparada para ser utilizada da como resultado diferentes tipos de combustible. La elección del tipo de combustible para la caldera de biomasa será determinante, ya que afectará a su diseño. El tipo de combustible se escogerá principalmente por la cercanía del material y las necesidades de la industria en cuanto al proceso de generación, capacidad de almacenamiento y poder para generar energía.

En su gran mayoría, los tipos de combustible de biomasa más utilizados son los que derivan de la madera, pero podemos encontrar otras variedades:

  • El pellet, es el biocombustible más elaborado, ya que se obtiene a través del prensado de serrín y restos de madera triturados Su utilización principal es en estufas y calderas domésticas. La gran ventaja del pellet es su elevado poder calorífico, ofreciendo un alto rendimiento energético. Además, la baja generación de cenizas que produce y su pequeño tamaño contribuyen al almacenamiento del combustible, convirtiéndolo en una de las opciones más interesantes.
  • La astilla forestal, es uno de los biocombustibles más utilizados en calderas industriales por su precio competitivo y por la alta disponibilidad en el territorio español. Se obtiene a través de la trituración de la biomasa de origen leñoso. Son menos eficientes que los pellets y generan más cantidad de cenizas, además, requieren de grandes espacios para almacenarse.
  • El hueso de aceituna procede de las almazaras de aceite de oliva y su disponibilidad depende del producto generado en la cosecha anual. Además, debido a su disponibilidad estacional, requiere de grandes espacios de almacenamiento para agrupar todo el desecho generado en la cosecha. Este producto tiene un elevado poder calorífico, pero también genera bastantes cenizas.
  • La leña, se define como la madera cortada y troceada, siendo el biocombustible que menos elaboración necesita. Su principal utilización es en chimeneas domésticas, ya que tiene un gran componente emocional. Este tipo de biomasa tiene una mayor complicación a la hora de almacenarse, ya que requiere de grandes espacios y tiene un precio superior al de otros biocombustibles. 
  • La madera residual, procede de residuos urbanos e industriales como pueden ser pallets, puertas, ventanas… El principal inconveniente, es que puede estar potencialmente contaminada por halógenos, grandes concentraciones de zinc, sulfuro… Esto implica que la incineración se rige por una estricta normativa, que requiere un largo proceso administrativo. Por todo ello, su aceptación pública es más baja.
  • Residuos industriales y municipales, son mezclas de plásticos, papel, cartón… Su dificultad está en la preparación de este biocombustible, para ser utilizado en calderas industriales. Cuenta también con un largo proceso administrativo y una baja aceptación pública.

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