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Redes urbanas y energías renovables para la climatización sostenible

En la transición hacia un modelo energético sostenible, las redes urbanas de calor y frío (DHC, por sus siglas en inglés) se posicionan como una solución clave para la climatización sostenible de las ciudades, permitiendo reducir las emisiones de CO₂ en comparación con los sistemas convencionales.

Estas infraestructuras permiten integrar diferentes fuentes de energía renovable y reutilizar recursos energéticos existentes, garantizando eficiencia y flexibilidad en el suministro.

Energías renovables que potencian las redes urbanas

1. Autoconsumo Solar Fotovoltaico: la instalación de paneles fotovoltaicos permite generar electricidad limpia y sostenible para alimentar bombas de calor y otros equipos utilizados en las redes de calor y frío. Esto no solo reduce significativamente la dependencia de fuentes externas de energía y las emisiones de CO₂, sino que también optimiza los costes operativos. En un esquema de comunidad energética, los diferentes edificios pueden exportar sus excedentes de autoconsumo fotovoltaico para la generación térmica en la central de producción. Esto se traduce en un menor coste energético anual y en una mayor implicación ciudadana en la transformación del modelo energético.

2. Energía solar térmica: es una de las fuentes renovables más aprovechadas en las redes DHC. Mediante paneles solares térmicos, se captura la radiación solar para generar calor, complementando el suministro energético durante los meses más soleados. Se trata de un sistema compatible con redes DHC, resultando una solución híbrida que combina el autoconsumo solar térmico con la disponibilidad de la red de calor, reduciendo el coste anual mediante una solución 100% renovable.

3. Biomasa: es otra de las fuentes renovables más utilizadas en redes de calor debido a su capacidad para generar energía térmica a partir de la astilla forestal, pellets, recursos orgánicos como madera, restos agrícolas o procedentes de la poda de las zonas verdes urbanas.

Su uso es especialmente eficiente en zonas rurales o con fácil acceso a recursos naturales. Además de reducir la dependencia de combustibles fósiles, la biomasa contribuye a la economía circular al aprovechar un recurso de proximidad, generando empleo local, y fomentando tanto la gestión forestal como la prevención de incendios.

4. Geotermia: especialmente la de baja entalpía, es una opción renovable altamente estable y eficiente para calefacción y refrigeración. Este recurso utiliza el calor almacenado en el subsuelo, ofreciendo una fuente constante y confiable de energía térmica durante todo el año. Su aplicación en redes DHC mejora significativamente la sostenibilidad del sistema, reduciendo tanto el consumo de energía primaria como las emisiones de CO₂ asociadas.

5. Recuperación de calor industrial: la reutilización de calor residual procedente de procesos industriales es una solución altamente rentable y sostenible. En lugar de desperdiciarse, este calor puede integrarse en las redes DHC para abastecer de energía a viviendas y edificios comerciales. Ejemplo de ello es el calor sobrante de procesos de fabricación o el emitido por un Data Center, que puede utilizarse para climatizar grandes áreas urbanas.

6. Hidrógeno verde: esta solución está ganando protagonismo como vector energético para respaldar la descarbonización. Producido a partir de electrólisis con energías renovables, este recurso es ideal para almacenar energía y puede utilizarse tanto para calefacción como para reducir las emisiones de procesos industriales. La integración del hidrógeno verde en las redes DHC permite diversificar las fuentes energéticas y aumentar la resiliencia del sistema.

Districalor en Txantrea: un caso de éxito

Uno de los ejemplos más destacados de la aplicación de redes de calor sostenibles en España es Districalor en Txantrea, Pamplona. Esta red de calor comunitaria, operada por ENGIE, se abastece principalmente de biomasa, lo que garantiza un suministro de energía renovable y local. Actualmente, más de 2.500 viviendas, centros educativos e instalaciones deportivas están conectados a la red, lo que ha permitido reducir significativamente las emisiones de CO₂ de la zona y mejorar la calidad de vida de los residentes al ofrecer una climatización más limpia y segura.

En 2024, Districalor evitó la emisión de más de 1.500 toneladas de CO₂, lo que equivale a retirar aproximadamente 1.000 vehículos de las calles. Además, el uso de biomasa como fuente primaria ha permitido un ahorro significativo en los costes energéticos para los usuarios, reforzando el compromiso de ENGIE con la transición hacia un modelo energético sostenible.

El papel de ENGIE en la descarbonización de los territorios urbanos

ENGIE desarrolla soluciones energéticas sostenibles para la descarbonización de las ciudades, desde la integración de energías renovables en redes urbanas hasta la innovación en tecnologías de almacenamiento y recuperación de calor. Nuestra visión es clara: acompañar a los territorios urbanos hacia un futuro más limpio y resiliente. Proyectos como Districalor en Pamplona o Districlima en Barcelona, demuestran cómo nuestras soluciones permiten transformar los retos climáticos en las ciudades en oportunidades de desarrollo sostenible.

La integración de energías complementarias en las redes de calor y frío representa un avance significativo en la transición energética. Estos sistemas no solo mejoran la eficiencia energética, sino que también contribuyen a la calidad de vida de las comunidades urbanas. ENGIE se posiciona como un socio energético estratégico en este camino, impulsando soluciones innovadoras que aseguren un futuro sostenible para las ciudades y sus habitantes.

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